terça-feira, 2 de janeiro de 2007

Oda a la luz marina


Otra vez, espaciosa luz marina cayendo de los cántaros del cielo, subiendo de la espuma, de la arena, luz agitada sobre la extensión del oceáno, como un combate de cuchillos y relámpagos, luz de la sal caliente, luz del cielo elevado como torre del mar sobre las aguas.

Donde estan las tristezas?

El pecho se abre convertido en rama, la luz sacude en nuestro corazón sus amapolas, brillan en el día las cosas puras, las piedras visitadas por la orla, los fragmentos vencidos de botellas, vidrios del agua, suaves, alisados por sus dedos de estrella.

Brillan los cuerpos de los hombres salobres, de las mujeres verdes, de los niños como algas, como peces que saltan en el cielo, y cuando una ventana clasurada, un traje, un monte oscuro, se atreven a competir manchando la brancura, llega la claridad a borbotones, la luz extiende sus mangueras y ataca insolente sombra con brazos blancos,
con manteles,
con talco y olas de oro,
con estupienda espuma,
con caros de azucena

Poderío de la luz madurando en el espacio, ola que nos trapasa sín mojarnos, cadera del universo, rosa renacedora, renacida:
abre cada día tus pétalas, tus párpados, que la velocidad de tu pureza extienda nuestros ojos y nos enseñe a ver
ola por ola, el mar
y flor a flor, la tierra

Pablo

Nenhum comentário:

Postar um comentário